De querer ser soldado, a estudiar el sacrificio hecho carrera. ¿Alguien se ha imaginado un cambio tan drástico?, pues sorpréndanse, yo lo he vivido.
Era diciembre del año pasado, y yo rendía mi PSU libre de presiones, ya que no me interesaba enorgullecer a nadie, ni mucho menos me jugaba la vida, simplemente me quedé esperando que se diera lo que fuera. Yo jamás había manifestado la idea de entrar al servicio militar a mis cercanos, porque supe que el apoyo sería nulo. Llegarían los resultados y la sorpresa se apoderó de mí, y mi decisión se inclinó por mis puntajes.
Una experiencia que no quería vivir, compañeros nuevos que no quería conocer, responsabilidades que no quería asumir, y mis vacaciones se esfumaron entre cigarrillos y esos pensamientos que me comían la cabeza.
Llegó el primer día, terrorífico, y entre el leve frío matutino de aquella mañana, y mi incalmable conducta de tiritar por los nervios, hacían el camino hacia el arco universitario, algo eterno y destructivo. Encontraría a un grupo de compañeros con los que me fui hacia la facultad, sin decir ninguna palabra en el camino. Pasaron los días entre los nervios, pasó un mechoneo, y empecé a acoplarme de a poco.
He llegado al último mes de mi primer semestre de universidad, y la verdad es que tomé la mejor decisión de mi vida. Encontré una nueva familia, fuera de que no hable con todos, y fuera de que no le agrade a todos, la fraternidad es la misma. Creo que fuera de cualquier peligro que he podido vivir, siempre he presenciado la seguridad de tener algún conocido entre 60 compañeros que veo a diario que viva el mismo peligro. Sentir que no eres único en algo, ya sea bueno o malo, es tan relajante para mí.
Entrar a la misma universidad que mi mejor amiga es otro regalo importante, ya que casi 7 años de amistad con altibajos, pero con esa sensación hermosa de tener un hombro donde llorar y quejarte, y que también puedan quejarse en el tuyo, no se puede reemplazar de ninguna forma. Una motivación extra de querer superarme a mi mismo cada día, una doctora a la carta para cualquier patología que me nazca, una psicóloga para cualquier problema, una humorista para cualquier día triste y un entrenador de fútbol para cualquier falta de carácter. ❤
Compañeros, compañeros, futuros colegas, quiero agradecerles todo detalle que haya surgido en estos meses. Desde una pequeña talla en clases que me haya hecho reír, hasta una cátedra de toda la materia previo a un certamen (Maria Francisca gracias a ti me saqué un 63 en Epistemología, no lo negaré.)
Probable que quizás ninguno de mis compañeros lea esto, pero no me interesa en lo más mínimo, gracias por hacer día a día de esta experiencia algo mejor, algo agradable, algo distinto, y algo que me mueve a seguir el sueño de ser un periodista. Fuerzas a todos en este último mes.
¡HASTA LA VICTORIA SIEMPRE! Sonrisas para todos 🙂 🙂 🙂